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DEL SECUESTRO DE LA SOBERANÍA Y DE LA DEMOCRACIA

Se va extendiendo la toma de conciencia entre los ciudadanos del planeta sobre la formación de elites gobernantes, clases dirigentes que vacían el significado de lo que nos enseñaban acerca de que la soberanía pertenecía al pueblo, y que las democracias eran sistemas representativos de los ciudadanos.

Pero parece ser verdad que el poder corrompe y todo sistema político se desvirtúa para finalmente secuestrar nuestra soberanía y nuestra representación legítima, creándose clases, nomenclaturas, dirigentes que se presentan a las elecciones, pero que gane quien gane, todos ellos sacarán tajada de los presupuestos generales del Estado, que alimentamos los ciudadanos de a pie, y de los que viven opíparamente.

Pero la conciencia va tomándose y ya empezaron las revoluciones en Islandia y en Albania con resultados diferentes. También comenzaron en Túnez y Libia con resultados todavía inciertos.

La oposición albanesa califica al partido del Gobierno como “coalición de ladrones”, en medio de manifestaciones populares reprimidas con dureza con víctimas mortales, mientras que los ciudadanos islandeses organizaban caceroladas antes y después de hacer caer al Gobierno anterior, ya que el nuevo no soluciona la situación económica generada por el colapso del sistema financiero cuya carga se quiere hacer recaer sobre el ciudadano de a pie, socializando las pérdidas de los banqueros, aunque algunos ya han sido puestos en busca y captura internacional.

Tailandia también comienza su revolución contra la clase política dirigente ajena a lo que le ocurra al ciudadano y cargando sus gastos sobre las espaldas de los trabajadores que pagan sus impuestos y cotizaciones. Da igual si son Estados sin partidos políticos, como la ácrata Libia, que formó su propio caciquismo, o Estados con un partido hegemónico que consiguió arrinconar o proscribir a los que pudieran hacerle sombra como Túnez o Egipto. O incluso con varios que se alternen en el poder, formando una misma clase política, siendo todos compañeros cómplices y partícipes para conservar su estatus, sueldos abultados, y vitalicios de algunos, a costa de la clase trabajadora.

En algunos países árabes de mayoría musulmana ya se habían producido revoluciones y reformas, de tal modo que ya disfrutaban del voto femenino y de sufragio universal, con ministras y parlamentarias, libertades políticas y sociales, cuando eso no existía aún en España, para poco a poco ver secuestrada su democracia y robada la soberanía del pueblo por una clase gobernante que blindó su monopolio absoluto en el Gobierno controlando los centros de poder nacionales.

España acometió su transición pacífica de la dictadura franquista a la democracia cuando los centros de poder lo decidieron y consideraron que ya estaban preparados para el cambio formal, y fuera el color que fuera el gobernante, el mando lo tendrían ellos igualmente, por lo que continuamos todavía en el nacional-catolicismo aunque se les llene la boca con las expresiones “libertad religiosa” y “democracia” para dar apariencia mientras otros llevan la batuta.

En Portugal comienzan las manifestaciones de la juventud contra “la precariedad” que sufren, sin poder tener vivienda, en alquiler o propiedad, ni trabajo, fijo o temporal, sin visión de futuro para poder cotizar lo suficiente para una jubilación digna, como empieza a ocurrir en España, donde políticos y sindicalistas sangran las arcas de la Tesorería de la Seguridad Social, quienes en lugar de controlar su malgasto se lo hacen pagar a la clase trabajadora que deberá permanecer en su puesto casi hasta morir mientras sus hijos no encuentran trabajo, con periodos entre la precariedad laboral y el paro, sin haber podido cotizar suficiente para poder salir de la pobreza a su jubilación, si llegasen con salud. Todo ello mientras los ricos y poderosos continúan con sus ingresos ascendentes, comprando la vivienda que desean, y jubilándose sin limitación alguna, incluidos los políticos por supuesto.

Manifestaciones y protestas populares en Québec, Yemen, Iraq, Argelia, Croacia y hasta en Italia o Grecia, acrecentándose por doquier la diferencia entre ricos y pobres, acentuándose el abismo entre las clases dirigentes y los ciudadanos que pagan las facturas y sueldos de la clase política y sindicalista, y ahora también las deudas de los banqueros, con sus impuestos y cotizaciones, en un gran contubernio político-bancario y sindical.

La revolución islandesa, en principio silenciada al resto del mundo, ya se está reciclando y reconduciendo para mayor beneficio de los centros de poder de toda la vida; otras se están reprimiendo con dureza con pérdida de vidas humanas, y otras poblaciones están convenientemente domesticadas con un acceso a la información mediatizado en contubernio político-periodístico.

¿Permitirán, los poderes fácticos, mayores cotas de democracia y soberanía popular? ¿Están acallando las críticas y retrasando las reformas democráticas para ganar tiempo para preparase y seguir teniendo el poder real en el futuro? ¿Servirán únicamente todas estas protestas y revueltas para que haya mayor apariencia de democracia representativa y de soberanía popular?

Literalmente, la “democracia” (demos-kratos, gobierno del pueblo) se ha vaciado de contenido, y el gobierno real lo tienen los de siempre, aunque te pregunten cada cuatro años quién quieres que esté al frente y gane más de entre los ricos y poderosos, de la nomenclatura, la casta.
§Sigue§2ªparte§

Referencia:

("The President and the Press", John F. Kennedy) §

En la villa de Madrid a 14/03/11.

 

 

 

 

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