Prensa muslima

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HAY UN MUSULMÁN ENTRE NOSOTROS

Viajamos en el metro, autobús, tren... y vemos a una modesta musulmana practicante tocada con su pañuelo y al lado, una monja con su hábito y toca. Ésta es una imagen cordial en una sociedad plural; pero observamos más atentamente el entorno y apreciamos asombrados unas fijas... desafiantes... miradas hostiles dirigidas contra la muslima. Pasado un rato volvemos a repasar el ambiente y las miradas fijas de odio persisten sobre la musulmana piadosa que no les ha hecho nada en absoluto.

Otros musulmanes y musulmanas no se diferencian por su atuendo, ni por sus rasgos, de los demás españoles, saludan a sus vecinos, trabajan con sus compañeros, se divierten con sus amigos... pero cuando éstos se dan cuenta de que su amigo es un muslime, el trato cambia y se palpa la hostilidad. Se ha levantado un muro de hostilidad impenetrable a la razón, no hay un por qué sólido y, si se pregunta... simplemente se obtiene por respuesta un porque sí.

Cuando una clase gobernante, para desviar la atención de su mala gestión o para ganar el voto ultra, señala como fuente de todos los males a un colectivo, nos sitúa en el punto de partida para llegar a otro posible holocausto a través de una fractura social fomentada. La noche de los cristales rotos ya está aquí, en Madrid se queman iglesias no católicas de mayoría de fieles inmigrantes, en Cataluña se queman mezquitas ya existentes y se impide la construcción de una nueva; se detiene a inmigrantes árabes sin visado de entrada que no han cometido más que esa falta administrativa...

Sí, ha cambiado el polo de atención defensiva desde la guerra fría. De la conjura judeomasónica hemos pasado a la conjura islamoarábiga, ya no se persigue al judío ni al masón, ahora se odia al muslim y al árabe. Antes el enemigo a abatir era el comunismo y ahora es la inmigración, cayó el muro de Berlín y se erigió el muro de Schengen. La supuesta amenaza a las naciones libres venía de esos otros países más allá del telón de acero, ahora la amenaza fantasma viene de más allá del filtro de hierro del Estrecho. Si algo va mal en España, Europa o el mundo libre es culpa de los inmigrantes, de los árabes y de todos los musulmanes del mundo, según la falacia propagandística.

El telón de hostilidad ya se ha levantado hasta en sectores progresistas de la sociedad que ya no defienden ni se solidarizan con los pueblos musulmanes oprimidos; igualan al opresor con el oprimido y los desprecian a todos. No debemos olvidar la responsabilidad que tienen por esta situación los teóricos del "enemigo". Cuando los países del entorno soviético dejaron de ser el enemigo, escribieron mucho sobre cuál sería la amenaza futura, como si no pudieran vivir sin un enemigo al que culpar de todo un eje del mal, y por supuesto señalaron la amenaza potencial del entorno árabe como la nueva conjura a la que temer, pasando así de ser amigos de los árabes a posicionarse como sus enemigos de forma unilateral, sin existir choque de culturas, se inventó y alimentó el choque de civilizaciones negando y despreciando al otro.

Nos encontramos en un momento crucial donde se puede llegar a una auténtica persecución a los musulmanes como ya hubo a los judíos, o en cambio tomar medidas para reconducir la situación, respetar los derechos humanos de los inmigrantes, tratar al árabe como a un igual, sin levantar barreras de prejuicios y, rezar junto al musulmán como hermanos que somos. §

24/05/02

Clip: Def Con Dos, “Mundo chungo”

 

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